“La gestión empresarial solidaria requiere de conocimientos académicos, estratégicos y operativos; el hecho de ser directivo de una cooperativa no es condición para hacer una buena gestión: Debemos preparar el capital social para una eficaz administración de los recursos colectivos”. Con esta reflexión de mi autoría concluía la participación en el 1er.Congreso Regional de FEDOCOOP, realizado del 26 al 28 de agosto 2021 y donde se me delegó compartir el tema que lleva por título el artículo de este mes.
La premisa inicial a la que estamos obligados es definir el tipo de empresa a la que pertenecemos: Somos una asociación voluntaria de personas que se unen entre sí para resolver en forma colectiva necesidades y aspiraciones comunes en lo económico, social y cultural, para lo cual se constituye una empresa que se administra y controla entre los asociados. Esta es la identidad cooperativa, el ADN que circula en el cuerpo social y empresarial, cuyos valores de autoayuda, autorresponsabilidad, solidaridad, igualdad, equidad y democracia marcan la diferencia con respecto al modelo económico capitalista y estatista.
Los principios cooperativos correctamente aplicados contribuyen al cambio estructural y al fortalecimiento de las economías en los países donde inciden las empresas cooperativas, contribuyendo a la creación de puestos de trabajo dignos, mejorar el nivel de formación de todos sus grupos de interés, respeto y protección del medio ambiente, financiación a las instituciones sociales que coadyuvan a la mejora del hábitat y asisten a los grupos sociales vulnerables, en definitiva mejoran las condiciones de vida de sus asociados y las comunidades.
En relación a la actividad empresarial mercantilista, las cooperativas se sustentan en el logro de indicadores diferenciados: Valores y Transparencia (Autorregulación de la conducta, relaciones transparentes con la sociedad); Público Interno (Diálogo y participación, respeto al individuo, trabajo decente); Medio Ambiente (administración del impacto ambiental, responsabilidad ante las generaciones futuras); Consumidores/ Asociados (Trato familiar y personalizado, soluciones empáticas y eficientes); Comunidad (Relaciones con organizaciones locales, programas de asistencia social y responsabilidad social) y Gobierno / Sociedad (Financiamiento de acciones sociales, implicación en actividades sociales, participación en proyectos con alianza gubernamental).
Basado en lo anterior, la gestión empresarial que persigue mejorar la competitividad y productividad en los negocios, supone asumir la organización, administración y funcionamiento de las cooperativas mediante un trabajo incesante y permanente de su capital humano y capital social debidamente preparados y dispuestos a la mejora continua e innovación.
Un buen sistema de gestión empresarial cooperativa debe ir en consonancia con la aplicación de las seis técnicas que se recomiendan: Análisis Estratégico (Diagnosticar el escenario); Gestión de la Tecnología de la Información (Aplicar sistemas de información y comunicación a lo interno y externo); Gestión Financiera (Captar recursos económicos al menor costo posible; asignar, controlar y evaluar el uso de los recursos financieros para lograr máximos rendimientos); Gestión de los Recursos Humanos (Reclutar el personal de acuerdo a los perfiles de cada posición del modo más eficiente, definir programas de fidelización hacia los objetivos de la cooperativa y retener el talento humano con baja rotación); Gestión de Operaciones (Suministrar los bienes y servicios en forma precisa y puntual, medir la satisfacción de las necesidades de los asociados, reducir pérdidas) y Gestión Ambiental (Contribuir a crear conciencia sobre la necesidad de aplicar programas y políticas de defensa del medio ambiente).
Todo lo anterior correctamente gestionado da como resultado el ahorro de esfuerzos y costos, mejor desempeño financiero, aumento del grado de satisfacción de los clientes internos y externos, conocimiento detallado de la información en tiempo real, disminución de los tiempos de respuestas y una correcta utilización de recursos tangible e intangible en la organización.
Es preciso resaltar que debemos utilizar un instrumental metodológico donde desarrollar un sistema integral de la gestión. En nuestra experiencia el Modelo de Gestión Organizacional Cooperativa -MODELCOOP- construido y promovido por la Confederación de Cooperativas del Caribe, Centro y Suramérica –CCC-CA- es el más adecuado y se adapta mejor que cualquier otra norma a la naturaleza de las cooperativas, ya que parte del enfoque integral de las distintas dimensiones que convergen en la empresa cooperativa: Dimensión Filosófica (Identidad, valores y principios cooperativos); Dimensión Asociativa (Gestión de la asociatividad y factor humano); Dimensión Política (Gestiona los tema de gobierno, gobernanza y gobernabilidad), Dimensión Empresarial (Todo lo relativo a ver la cooperativa como una empresa orientada a resultados) y Gestión Estratégica (Para gestionar la sustentabilidad estratégica de las cooperativas).
Lo anterior no soslaya las certificaciones que deberíamos obtener y que están dispuesta a través de ISO (Organización Internacional para la Estandarización) tales como: Calidad (ISO 9001), Seguridad de la Información (ISO/IEC 27001), Gestión de Servicios de TI (ISO/IEC 20000-1), Gestión de Riesgos (ISO 31000); Gestión de Medio Ambiente (ISO 14000); Gestión de Riesgos y Seguridad (ISO 2000, OHSAS 18001 y otras), Gestión de la Documentación (ISO 30300), Gestión de Responsabilidad Social (ISO 26000) entre otras normas que contribuyen acrecentar la eficacia y eficiencia.
Es nuestra responsabilidad, de cara a los asociados, ejercer una gestión al más alto nivel en las empresas cooperativas, en interés de entregar resultados económicos, financieros y sociales de calidad e impacto a todos los asociados y demás grupos de interés del eco-sistema organizacional.
“El Cooperativismo es Solución”